PALABRAS QUE EDIFICAN

Luis Molano



Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Efesios 4:29


Casi todos los seres humanos contamos con la maravillosa capacidad de hablar; lamentablemente no todos los que la poseemos tenemos la sabiduría para administrarla correctamente esa capacidad. 

Hablar es fácil,  pero hablar lo que edifica es otro asunto. 

Para muchos esa virtud es únicamente para comunicar sus pensamientos o sentimientos; pero quien nos dotó con esa virtud, tiene una expectativa más trascendente: La edificación de los que nos oyen.

Un alto porcentaje de lo que sabemos, lo aprendimos por medio de la oralidad de un interlocutor, sease un papá o una mamá con sus consejos y correcciones, un profesor con su cátedra, un periodista con sus noticias, un investigador con su trabajo, etc.

Afortunadamente hablar lo que edifica no está relegado a los profesionales de la oratoria; el Apóstol Pablo en el pasaje de Efesios 4:29, da a entender que todo discípulo de Cristo debe hablar lo que edifica; esto nos compromete a evaluar nuestras palabras antes de emitirlas, considerando su efecto en nuestro oyentes.

Una manera de hacer este ejercicio evaluativo, es haciendo las siguientes preguntas antes de hablar:

  1. ¿Lo que diré se ajusta a la verdad?
  2. ¿Lo que diré lastimará a alguien?
  3. ¿Lo que diré está en el momento oportuno?
  4. ¿Lo que diré procede de una buena intención?
  5. ¿Lo que diré viene con el tono correcto?
  6. ¿Lo que diré me compete
  7. ¿Lo que diré edifica?
Si la respuesta a una, o a varias de estas preguntas es negativa, entonces lo más conveniente es no decir lo que pensábamos hasta que se cumplan las condiciones del cuestionario.

Que nuestras palabras trasciendan en pro del crecimiento de nuestros oyentes, y que por ello recibamos en retorno una expresión sincera de gratitud, que cause en nosotros mayor motivación para seguir hablando con sabiduría.

Luis Molano