¿SE ACABÓ ESTE
MATRIMONIO?
Hola Juan y María
Esta semana les he tenido en mis oraciones y cada vez que hablo con Dios
acerca de ustedes Él me hace ver que sus fuerzas se han acabado; que los
temores y las heridas son muchas; que se encuentran en un atascamiento que no
les deja surgir; y que si Dios no hace un milagro, la visión que Él tiene
con ustedes, de bendecir la vida de muchos a través de su matrimonio se va a
perder.
Ustedes no se casaron sólo por gusto, ustedes se casaron porque Dios les
unió para cumplir un propósito con sus vidas. El peor problema de su matrimonio
no es la desconfianza de María y sus actitudes manipuladoras o la supuesta
infidelidad de Juan y sus actitudes temerarias, El peor problema es que como en
el matrimonio de Adán y Eva, el diablo encontró lugar en vuestra vida para
causar daños, destrucción y muerte en vuestro matrimonio; él sabe que si Dios
hace sus planes con este matrimonio, muchos que están en esclavitud serán
libres, y para evitar eso, entrará y causará el mayor daño posible en vuestro
hogar.
Aunque el adversario tiene todas esas intenciones, él solo podrá hacer
en nuestra vida y matrimonio, tanto como nosotros mismos le permitamos, es por
ello que el Apóstol Pablo dice: “Ni deis lugar al diablo”. De modo que:
1. Cuando dejo de ver a mi cónyuge como mi
compañero de batallas, y lo veo como mi enemigo, le doy lugar al diablo para
que destruya mi matrimonio incitándome a actuar hacia mi pareja con agresividad
y no con amor y comprensión.
2. Cuando mi manera de tratar a mi cónyuge
no es respetuosa ni le brinda honor por ser la persona que Dios me dio para
formar un hogar, le doy lugar al diablo de dividir nuestra unión y convertirnos
en rivales el uno contra el otro.
3. Cuando no acudo primero a Dios, para
buscar en su presencia las fuerzas y la sabiduría a fin de ayudar a mi cónyuge
a corregir sus errores, le doy lugar al diablo para que me use como el causante
de las más graves heridas en el corazón de mi pareja.
4. Cuando no vivo la vida matrimonial bajo
los eternos principios de Dios, le doy lugar al diablo de destruir los
matrimonios de mis propios hijos; pues ellos no verán en mí el mejor modelo de
cónyuge que ellos necesitan, para ser buenos cónyuges cuando les toque el turno.
5. Concluimos entonces que cuando un
matrimonio "cristiano" está en caos, no es culpa del diablo y menos
de Dios,
- Es culpa de quien no puso en práctica los principios divinos para la vida matrimonial
- (Josué 1:8,9)
- Es culpa de quien no actuó bajo el fruto del Espíritu Santo para controlar sus sentimientos y sus actitudes dentro de su matrimonio.
- (Gálatas 5:22-23)
- Es culpa de quien no le contó a Dios sus necesidades a través de la oración, para recibir de él la paz que protege la mente y el corazón.
- (Filipense 4:6,7)
- Es culpa del que no restauro a su cónyuge con espíritu de mansedumbre para ayudarle a superar sus dificultades.
- (Gálatas 6:1)
- Es culpa de quien no actuó tomando como modelo a Cristo y la iglesia para amar a su cónyuge.
- (Efesios 5:25-30)
- Es culpa del que no dejó fluir al amor de Dios a través de sus actitudes hacia su cónyuge.
- (1Corintios 13:4-7)
- Es culpa de quien valoró más sus propios intereses personales que los planes de Dios para su matrimonio.
- (Efesios 2:10)
- Es culpa de quien no menguó para que Cristo creciera y actuara a través de él.
- (Juan 3:29-30)
No escribo esta carta para causar su agrado o desagrado y menos para
hacer sentir culpable a alguien; escribo esta carta para causar su reflexión y
una honesta evaluación de vuestra actitud en su matrimonio, de manera que les
permita identificar sus faltas y entrar en un sincero arrepentimiento; pues no
se han fallado el uno al otro tanto como juntos le han fallado a Dios, y han
contristado su Espíritu, al no ser el tipo de matrimonio ejemplo de creyentes,
que otros puedan imitar y ser así la bendición a las familiar de la
tierra.
Cordialmente
Luis Molano
Director de FUREFA
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