¿POR QUÉ DE LA INFIDELIDAD?

Si hemos de creer las estadísticas que leemos hoy en día, la infidelidad se ha convertido en algo muy  común en nuestra civilización. ¿Por qué lo hace la gente? ¿Cuál es el motivo principal de que un marido o una esposa "engañe" a su cónyuge, incluso a riesgo de quo el hogar y la familia sean destruidos por una aventura ilícita?
Por supuesto, cada situación es diferente, pero yo he observado que la influencia más poderosa emana de las necesidades del ego. Tanto los hombres como las mujeres parecen igualmente vulnerables a este intenso deseo de ser admirados y respetados por los miembros del sexo opuesto. Por lo tanto, muchas veces los que se enredan en una aventura amorosa lo hacen porque quieren probar que todavía son atractivos a las mujeres, y las mujeres a los hombres. La emoción se produce al saber que "alguien me encuentra atractivo, o inteligente, o bonita, o bien parecido. A esa persona le encanta escucharme hablar, o le gusta mi manera de pensar, o me encuentra excitante". Estos sentimientos emanan del mismo corazón de la personalidad, o sea: del ego, y los mismos pueden hacer que un hombre o una mujer que está en su sano juicio, se comporte de una forma insensata y deshonesta.
Esto me recuerda el capítulo siete de Proverbios, donde el rey Salomón advierte a los jóvenes que no tengan relacio­nes íntimas con prostitutas. Estas son sus palabras:
Miraba yo por la ventana de mi casa cierto día, cuando vi a un cándido joven, a un joven sin seso que al anochecer se dirigía por la calle a donde estaba su descocada compañera, una ramera. Ella se le acercó, alegre y descarada, vestida provocativamente. Era una de esas desvergonzadas y vulgares que suelen verse en las calles y plazas buscando amantes en todas las esquinas.
Le echó los brazos al cuello, lo besó, y mirándolo impúdicamente le dijo: "¡Ya no estoy enojada contigo! ¡Estaba precisamente por ir a buscarte, y tu llegas!  Tengo la cama tendida con hermosas sábanas de color del mejor Uno importado de Egipto, perfumadas con mirra, áloe y canela. Vamos, saciémonos de amor hasta que amanezca, pues mi esposo anda en un largo viaje; se llevó la billetera llena de dinero, y no regre­sará en varios días".
Asilo sedujo, con sus mimos y zalamerías, hasta que él se le entregó. No pudo resistir a las lisonjas de ella. La siguió como buey tras el carnicero, o como siervo atrapado, en espera de la flecha que le traspase el corazón. Era como el pájaro que va derecho al lazo, sin saber lo que le espera.
Escúchenme, jóvenes, y obedézcanme. Que sus de­seos no se desborden; no te des a pensar en ella. No te acerques; mantente lejos de los sitios que ella frecuenta, no sea que te tiente y seduzca. Ella ha sido la ruina de muchísimos; una legión de hombres han sido sus víctimas. Si lo que buscas es el camino del infierno, ve a casa de ella.
Proverbios 7:6-27 (La Biblia al Día, los énfasis se han agregado.)
La frase principal en la descripción hecha por Salomón, se encuentra en las palabras: "No pudo resistir a las lisonjas de ella". Aunque el motivo sexual era evidente, finalmente él sucumbió ante las necesidades de su ego. ¡Millones han hecho lo mismo! 

Tomado del volumen 1. 
Matrimonio y sexualidad. 
El Dr Dobson contesta sus preguntas. 
 
 

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